Después de haber pasado por el Pueblo luciendo sus caballos y sus prendas gauchas los paisanos se reúnen en el patio de la Pulpería La Blanqueada a comer un asado. Allí Pérez padre e hijo con violín y guitarra, Rufino Leguizamón y su acordeón acompañan el momento de descanso mientras se van arrimando las parejas de bailarines.
Perez y su violín |
Las manos de Don Rufino Leguizamón |
No hay comentarios:
Publicar un comentario